Vehículos de ruedas para peques hay muchos. Pero, ¡eh!, ¿cuántos niños y niñas conoces que puedan presumir de tener su propio tractor? Exacto: un tractor de juguete es un divertimento muy original. Pero también es muy educativo y con un montón de beneficios para su desarrollo. Vamos, ¡que arrancamos!
Un tractor de juguete, una diversión real
Para empezar, aprender a conducir un tractor de juguete que se adapte a su tamaño es algo muy recomendable. Para poder llevarlo, tendrán que aprender a manejarlo. Y como todo lo que implica aprender una nueva habilidad, significa que su inteligencia se desarrolla.
Además, tener que conducir un tractor adaptado a ell@s les proporciona independencia y autonomía. De esta manera, fomentamos que sean adultos responsables y resolutivos en el día de mañana.
Como han aprendido una nueva habilidad de forma adecuada y han ganado independencia, son conscientes de sus posibilidades como personas. Por tanto, la autoestima y la confianza en sí mismos aumenta considerablemente. ¿Hay algo más satisfactorio que eso?
Aprender a conducir un tractor de juguete requiere un esfuerzo mental, pero también físico. ¡Obvio! Por tanto, es un gran aliado para su desarrollo psicomotriz. Porque hay que cultivar la mente, ¡pero también es necesario educarles a gusto con su propio cuerpo y movimiento!
Por último, estudios de la “Universidad de Smoby” afirman que tener un tractor de juguete como los de Smoby hacen que aumente la tasa de molonidad y de admiración entre peques y grandes de todos los barrios del planeta. Porque tod@s tienen un triciclo o un patinete. Y también están genial, para qué engañarnos. Pero hablemos claro: montar en su propio tractor de juguete es algo destinado solo a los más grandes 😉
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